Swans y el camino de lo ritual (por Andrés Oddone)

Los Swans hacen música ritual, ese es desde siempre su punto fuerte. Son uno de esos raros referentes que nacieron a comienzos de la década de los 80as, parte de una explosión de músicos que buscaban más, que necesitaban más, que en su necesidad de expansión unieron fuerzas con otras artes y expresiones. Hablo de proyectos como DNA, Sonic Yout, The Static y James Chance. A todos ellos la prensa los reunió en un nombre: “No Wave”, pero en realidad tuvieron poca similitud musical. Justamente, ese rotulo resultó una bandera de lo heterogéneo, la forma de titular a una generación de músicos solo unidos por el deseo del cambio.

Entre esos, Swans es uno de los más particulares. Su música, una mezcla entre post punk, minimalismo, música droning, dark, ruido extremo, jazz avant garde, folk y ritual obscurantista, sirvió como influencia a lo largo de los últimos 30 años a una gama impresionante de grupos de diferentes estilos. Es que los Swans de los comienzos con el pasar del tiempo se volvieron una banda distinta. El ritual, que en los primeros discos parecía invocar a lo oscuro, de a poco se fue “ablandando”, tomó características de lo onírico. Esa música que antes era tan dura, fue ensoñando. Aunque de a momentos ese demonio se vuelve a mostrar en algunas piezas.
Swans – In my garden (mediafire link)
Swans – Jim (mediafire link)
Swans – Killing For Company (mediafire link)
Swans – Let It Come Down (mediafire link)
Swans – The Sound Of Freedom (mediafire link)
+ bonus:
The World of Skin – Black Eyed Dog (mediafire link)

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