Basura espacial orbitando la Tierra (Por Iohanna Küppers)

Los desperdicios humanos no sólo se ven dentro de nuestro planeta. Cada vez que se envía un satélite al espacio, o que se realiza cualquier actividad de exploración fuera de la atmósfera terrestre, quedan restos de cohetes, satélites viejos, partículas de pintura, piezas de artefactos en desuso, entre otros, orbitando la tierra. Gran parte de estos objetos es atraída por la gravedad de la tierra, de manera que cuando éstos llegan a la atmósfera se desintegran. Otro gran número de restos queda a la deriva, convirtiéndose en posibles amenazas. De acuerdo con un informe realizado por el Nacional Research Council de Estados Unidos, la cantidad de chatarra espacial llegó a un punto tal que es necesario que la NASA tome cartas en el asunto, ya que pese al pequeño tamaño de la mayor parte de los fragmentos, las aceleradas velocidades a las que están sometidas, hacen que éstos se vuelvan peligrosos ante cualquier misión en un futuro próximo. Don Kessler, el presidente del comité que elaboró el informe, en 1978 propuso el Síndrome Kessler o colisiones en cascada. Esto dice que cada vez que dos o más objetos colisionan generan nuevos objetos, más pequeños, aumentando las posibilidades de nuevas colisiones. A fines del año 2003, se catalogaron unos 10.000 objetos de más de 1cm de diámetro. Hoy en día en número aumentó a 50.000!!! Se prevé que este nivel de crecimiento en la cantidad de bultos orbitando nuestro planeta (los que ponen en riesgo tanto a los satélites en actividad, las estaciones espaciales y a las misiones de exploración) se mantenga hasta el año 2055, en el que se dispararía de una forma exponencial, de manera tal que salir al espacio sería una tarea casi imposible. Los principales emisores de residuos espaciales son: – La Commonwealth of Independent States (CIS) del Reino Unido, y sus ex colonias: 5.833 Unidades – Estados Unidos: 4.524 Unidades – China: 3.388 Unidades La Universidad inglesa de Southampton afirmó que por este hecho, ha aumentado el dióxido de carbono en la atmósfera, lo que hace que los satélites permanezcan más tiempo en órbita (generalmente permanecen 25 años y bajo el aumento de CO2 llegarían a los 30 años en órbita). Además, las capas de la misma están perdiendo densidad, lo cual ocasiona grandes cambios climáticos en la tierra. El Dr. Walter Flury de la Agencia Espacial Europea cuenta cómo es la composición de la chatarra espacial: – Naves operativas – 7% – Naves obsoletas – 22% – Restos de cohetes – 17% – Objetos relacionados con las misiones – 13% – Otros fragmentos – 41% Entre las medidas que se están comenzando a tomar para evitar riesgos se encuentran: – Estudio y medida de objetos mediante radar, así como mediante telescopios ópticos. – Intento de reducir el número de objetos que puedan convertirse en basura espacial. – Establecimiento de acuerdos internacionales. La NASA, por su parte, está estudiando la utilización de lasers para eliminar estos restos de chatarra. El científico James Mason ha sugerido que hay que prevenir que estos pedazos sigan chocando entre sí. Al impactar unos contra otros, los desechos espaciales se hacen cada vez más pequeños. Entre mayor sea su tamaño, es mayor la posibilidad de que sean naturalmente atraídos por la gravedad. Para ello, han ideado un método por el que se dispararía con láser a los objetos que estén a punto de colisionar. La verdad, uno se imagina el espacio como se lo muestran en las películas…un paraíso de estrellas y planetas. Pero una vez más, hemos dejado nuestra huella allí, una posible amenaza para nuestro planeta y para las actividades que se desarrollan fuera de la atmósfera terrestre. Ojalá se llegue a una solución. Y sobre todo, que esto sirva para pensar las cosas de otra manera de ahora en más.

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