Identidad visual en las bandas nórdicas: Fever Ray y iamamiwhoami (por Clarisse Monde)

El internet ha revolucionado muchos aspectos de nuestras vidas, económica, social y culturalmente.
La música ha sido uno de los sectores que más se ha impactado con las posibilidades y retos que la gran red presenta, y frente a toda cambio (o crisis) hay quienes saben aprovechar la transición y se logran subir al tren que lleva la corriente más fuerte. Es así que muchos grupos han hecho sus carreras gracias a difundir su música en las diferentes redes destinadas para esto.
Sin embargo, hay quienes han llevado más allá esta posibilidad, volviendo la presencia de sus vídeos colgados en la red parte fundamental de su propuesta artística, del concepto de la banda y de la expresión de ideas con gran impacto en diferentes sociedades a lo largo del mundo.
Es cierto que todos los que tenemos acceso a internet vivimos la ilusión de que es algo accesible para todo el mundo, cuando es sólo un mínimo porcentaje de la población, tan solo considerando todos los que no tienen acceso a una computadora, o luz eléctrica; sino contemplando a todos los que no saben leer. Es así que el impacto al que me refiero de estos grupos se centra en este sector al que pertenecemos todos los cybernautas.
Frente a esta realidad de las redes sociales el concepto de identidad ha cobrado nuevas dimensiones; si bien todos tenemos una identidad como especie, así mismo existen diferentes identidades que se van reduciendo hasta llegar a la unidad mínima que es la identidad individual. El avance de la ciencia ha modificado los parámetros para identificar a cada ser humano. Por ejemplo hace miles de años, la asignación de un nombre era suficiente, posteriormente se asignó un nombre y un apellido, de manera que se podía saber quién es la persona y de qué familia viene. Más adelante se utilizaron métodos de identidad como control político de la sociedad, se empezaron a definir protocolos y documentos para registrar a cada individuo como parte de un grupo social. Finalmente se recurrió a métodos de identificación como firma y huellas dactilares. Cuando se descubrió la fotografía, ésta se convirtió en una preciada herramienta. Y finalmente al día de hoy existen métodos de identidad tan especializados como la tecnología lo permite. Lectura de iris, reconocimiento de voz y hasta llegar al ADN como máxima e irrefutable prueba de identidad.
Frente a tal control y especialización de la identificación de cada persona, ciertos artistas ofrecen resistencia apoyados en el internet como segunda realidad, en la que tenemos la posibilidad de adoptar personalidades alternas libres de la identidad socialmente aceptada. Es así que hay bandas de música cuyos principales métodos de promoción son las redes e incluso limitan sus presentaciones en vivo o acuden bajo máscaras y vestuarios que les ocultan manteniéndose en el misterio para la realidad material.
Este tipo de bandas politizan su expresión, pues salen de los parámetros de distribución convencionales y se dedican a difundir sus producciones de manera independiente y libre. Es algo así como una resistencia a través de la expresión musical, dónde lo importante es el producto artístico resultante por encima del artista visto como individuo.
En este artículo abordaré la estética de dos bandas que tienen esta característica de vivir ocultas de la luz pública y publicitaria: Fever Ray y iamamiwhoami, ambas de origen nórdico y con una cualidad estética que descontextualiza e integra diferentes elementos étnicos y contemporáneos. Fever Ray ponderando el mensaje que apela a la experiencia espiritual y mística, y iamamiwhoami quien resalta el mensaje de consciencia ambiental y la relación de lo humano con el entorno natural.
Es el proyecto solista que Karon Andrejei Andersson lanzó en el año 2009. No existe una línea única en la estética de los vídeos de Fever Ray, pues cada canción tiene un tratamiento muy singular; sin embargo en conjunto y a mi parecer personal, sí consiguen una identidad visual muy única e inconfundible. Siempre hay un factor de realismo mágico y elementos descontextualizados que rompen con nuestros conceptos de qué pertenece a un lugar o persona. El personaje que hace las veces de vocalista siempre cambia, ya sea una anciana, una joven o una transexual.
Foto por Johny Filemaker

En el vídeo de “When I grow up” se muestra una chica con una versión contemporánea de una vestimenta aborigen. Bien podríamos visualizar a esta chica por semanas en un bosque armando su vestimenta con lo que fuera que encontrara a la mano en la naturaleza, más algunos restos de ropa como girones y unos tenis converse con calcetas. Ella está en un trampolín de piscina en una casa. La piscina está llena de hojas y con la danza mix de rito y baile de antro comienza a hacer hervir el agua conforme anochece, luego de derramar una gota de su saliva en la piscina.
Se llena todo el espacio de humo de vapor y se hace un juego de luces. Vemos a un hombre adulto muy serio vestido de forma convencional observar y desconcertarse con el acontecimiento. Es esta  mezcla de elementos de la realidad más aquellos que descontextualizan, los que logran la estética de Fever Ray. Finalmente aunque no pareciera tener sentido alguno, el uso de códigos visuales que se traducen en sensaciones y emociones que permiten se pueda interpretar desde el subconsciente la intención expresiva de esta canción.
Son parte fundamental del discurso de este vídeo la narrativa del fotógrafo que detiene el tiempo lo suficiente para apreciar el entorno de lo más cotidiano dándole una dimensión más allá de la que posee. Me parece un gran acierto elegir que durante los 3:55 min que dura esta canción, transcurre del día a la noche, redondea perfectamente el tema central del vídeo que va de la transición de una etapa de la vida.

Para el vídeo de “Seven” primero nos ubican en un establo y vemos tomas que nos dejan deducir que estamos observando borregos. Luego vemos a una mujer anciana con un vestido en color pálido rebordado de pedrería que está cantando. Para empezar, el hecho de ver una mujer vestida así dentro de un establo es desconcertante, pero de alguna forma y gracias a la narrativa visual hace sentido y nos plantea un universo mágico.
La cámara pasea entre tomas abiertas y closeups, por igual a los animales que a la mujer. Vamos descubriendo un toro además de los borregos, y al compartir espacio físico nos lleva a preguntarnos ¿Qué hace está mujer ahí? Acto seguido en un viaje de cámara en toma abierta vemos a esta mujer haciendo movimientos a los que reacciona la figura de un hombre detrás de ella quien mueve una vara al ritmo que ella marca. Ella cambió del tocado lunar del principio a un sombrero en pico, forma de sombrero utilizado por diferentes tradiciones mágicas, místicas y religiosas para denotar la conexión con las fuerzas superiores. El hombre en el fondo viste un traje negro, tiene el rostro cubierto de pelaje color oscuro y una pechera de triángulos blanca que parece una abstracción de una gorguera barroca. Para esta escena se integran las gallinas al universo animal del vídeo.
Con las tomas abiertas descubrimos el vestido rebordado hecho girones en el ruedo y apreciamos colores propios de la suciedad y deterioro de las fibras textiles. La piel de la mujer se ve descuidada, sus manos sucias. Poco a poco las tomas cerradas nos van contando una historia de abandono, deterioro y paso del tiempo a través de este personaje.
Al principio sólo usa un labial, luego la vemos con un maquillaje blanco bajo los ojos, en las mejillas y hacia el final usa maquillaje negro al rededor de sus ojos. Para este momento lleva una capa que usa para dar giros y lleva un tercer tocado de paja que asemeja un nido de aves. La relación entre el personaje y los animales va cambiando en el transcurso del vídeo. En un principio ella es uno más, dócil y estática, expectante. Pero conforme va evolucionando su danza ritual se empodera, de manera tal que al final los animales parecen alterados por su presencia transformada.

El primer contraste de este vídeo es climático. La cabaña que es la locación nos sitúa en un lugar de clima frío, sin embargo en el techo y a piso hay ventiladores encendidos. La primera toma es un fragmento de las piernas de la mujer que hará la vocalista de este vídeo, encendiendo un aparato de sonido que no sabría decir a qué década pertenece. Comienza la música con un efecto de estar a lo lejos. Cuando la toma se abre levemente para seguir con la atención en las piernas vemos unos zapatos muy poco convencionales con listones muy llamativos y una falda corta al frente y larga detrás en colores verde y azul, con un estampado muy setentero.
La mujer comienza a bailar sensualmente y descubrimos a su audiencia observándola. Hombres y mujeres presentes la miran con distancia (o rechazo) y deseo al mismo tiempo. El discurso del vídeo se arma a partir de las miradas de cada personaje anónimo. Se comienza a contar un sin fin de micro historias a partir de este lenguaje. La rubia que canta es sumamente seductora y provocadora, y también es transexual; por lo que el discurso implícito es sobre la forma de relacionarse con lo diferente y el poder seductor de esta mujer nacida hombre es muy fuerte y desconcertante para los otros personajes.
Poco a poco el poder seductor de la cantante atrapa de uno de sus espectadores, un joven chico que va frente a ella a bailar, luego de recibir una clara mirada de desaprobación de su amigo. Cuando este chico se acerca a ella las miradas comienzan a relajarse y el deseo original se ve en todos los asistentes liberándose del prejuicio y distancia iniciales. No sabemos si es la música, su hechizo o que va relajando poco a poco a los tímidos espectadores que de a uno por uno se van poniendo de pie para bailar.
El ritmo de la narrativa visual no nos deja sentir el ambiente de una fiesta. Ayuda que la iluminación es de un naturalismo brutal, no hay apoyos que maticen las pesadas, pálidas e insípidas luces del techo, no hay artificio más que en el discurso narrativo que de una escena que podría parecer anodina. Se torna en una súper dimensión estética y discursiva que personalmente me encanta ver en este vídeo. La edición es fantástica, se eligen detalles y tomas abiertas que combinadas son como leer un cuento fascinante.
Fever Ray se caracteriza por no mostrarse protagonizando sus vídeos y siempre aparecer en público con máscaras o maquillajes que dejan velada su identidad como individuos. Con esta acción llenan de significado su que-hacer como artistas; sin embargo juegan con su presencia de maneras muy singulares. Como en el vídeo de “Pass this on”, donde Olof Dreijer es el primer chico que se dirige a bailar con la cantante y Karin Dreijer es la chica que no se levanta en todo el vídeo.
Insisto en que ninguno de los vídeos tiene relación con otro, todos son únicos y podríamos analizarlos como piezas individuales; sin embargo el carácter de realismo mágico, su naturaleza onírica y cargada de símbolos son el eje expresivo en el que se basan.
En el vídeo de “What else is there” donde colaboran con Royksopp fear, vemos una serie de imagenes surreales, cuadros vivientes y a un personaje central que flota. Ritmos de movimiento pausados se combinan con otros vertiginosos que logran muy acertadamente la sensación de estar en una pesadilla. Han sido convocados por diferentes proyectos comerciales de cine y T.V. para hacer la música como fue el caso de “La chica de la capa roja” y “Vikings”.
Por su estilo genuino y altamente comprometido con un cuidado resultado artístico en cada vídeo así como por su música electrónica, es una de mis bandas favoritas.
iamamiwhoami
Se definen como un proyecto de música electrónica y audiovisual, es decir, no se trata de diseños que acompañan a la música sino un discurso integral que provoca la expresión en ambas áreas. Este principio deriva en vídeos cargados de contenido conceptual que provocan emociones a través de los paisajes tanto sonoros como visuales.
Este proyecto arrancó también en 2009 con un serie de vídeos lanzados únicamente a través de YouTube. En 2014 lanzaron su último proyecto y un concierto instalación online derivado de este mismo lanzamiento “Concert in Blue”, en septiembre de 2015. El hecho de que la plataforma principal de distribución de este proyecto audiovisual sea internet los motiva a generar productos de calidad estética que son accesibles de manera global.
Su primer álbum físico fue “Kin”, un disco audiovisual lanzado en 2012, y han presentado conciertos alrededor del mundo en diferentes tours, pero sólo como consecuencia de su origen que sabía casi a incógnita y clandestinidad, relegado únicamente a los espacios virtuales.
La propuesta  estética es muy nutrida, pero contiene siempre paisajes naturales como escenarios principales. La relación humano-naturaleza está siempre descrita en sus propuestas con diferentes significaciones, dependiendo cada uno de los vídeos y proyectos a los que se refiere. No importa si es el mar, un bosque o unas montañas con nieve, el tratamiento del fotógrafo siempre mantiene una baja saturación cromática donde la figura de la cantante centra la atención. En general luce vestuarios blancos o transparentes que en muchos casos combinan materiales alternativos como plástico o papel metálico que se integran contrastando con el paisaje natural del fondo.
A mi parecer, se trata de una mezcla entre “land art” y “paisajismo”, que con el toque contemporáneo que está acentuado en la mirada crítica que nos lleva siempre a reflexionar nuestra relación con la naturaleza.
Las historias de los vídeos no son lineales. Se trata de escenas que apelan a una lógica emotiva más que anecdótica. Se construyen cuadros vivientes que nos permiten contemplar la naturaleza con el elemento descontextualizado que puede ser la cantante en un traje de plástico, o un auto cubierto con papel aluminio. No creo que los creadores de estas piezas busquen que tenga un sentido lógico, sino más bien evocar desde los impulsos subconscientes motivaciones que lleven a la reflexión y sensibilicen al espectador sobre el abuso del consumo humano.
Se trata siempre de la construcción de nuevos paradigmas, que van desde presentar el ser humano en el entorno natural haciendo algo que no es inherente al espacio o paisaje que le rodea, hasta espacios completamente asépticos o urbanos en los que se mantiene la relación hombre-espacio. En el caso de los paisajes naturales, cuando no es de noche se presenta una iluminación que baña tenuemente todo, cuando se encuentran en interiores de espacios arquitectónicos la luz neón, o fuertes destellos de luz blanca ponderan. El tratamiento lumínico en todos los casos nos lleva a una atmósfera onírica muy rica que nos permite ver los matices que hay entre las texturas y elementos que se presentan. Se observa a detalle la relación sensorial entre la espuma del mar y el plástico, y  por tanto se plantea el paradigma entre lo natural y lo artificial. En el caso de los vestuarios peludos que nos hacen pensar en algún tipo de animal y en vestimentas tribales de diferentes culturas aborígenes, el contraste es con el concreto que predomina en la locación. Cuando el paisaje de fondo es nutrido en vegetación se mesura el uso de texturas en los personajes centrales; al contrario que cuando el fondo es neutral o liso, las texturas de los personajes se enriquecen.
Sin ser relevante por encima del contenido emotivo y conceptual de cada vídeo, llama la atención el tratamiento estético que plantea un estilo o tendencia predominante en todos los vídeos realizados a la fecha. El uso de la luz, la relación naturaleza-artificio y lo humano en relación al entorno ya sea natural o urbano, son constantes. El color blanco, pardo, azul y verde, así como el tipo de iluminación hacen de cada pieza de iamamiwhoami una obra fácil de identificar dentro de las propuestas de producciones contemporáneas.
La imagen andrógina de Jonna Lee nos permite evocar el sentido de lo humano más allá de lo femenino o masculino. Su género neutral y el manejo de su corporalidad nos alejan de las evocaciones al discurso de la feminidad, de manera tal que se trata de la presencia humana desprovista de género. La atención no se encuentra centrada en la identidad genital de la cantante como personaje principal, y esto es claro cuando vemos cualquiera de las escenas de desnudo en las que se aprovecha la silueta esbelta y casi de maniquí de la cantante sueca.
Disfruto mucho de la construcción estética de los vídeos de esta banda porque van siempre de la mano con las atmósferas audibles de la música. No existe un elemento que pese más, nada sobra y nada falta, desde mi punto de vista es perfección discursiva. Construyen desde lo emocional paisajes audiovisuales que a cada uno nos llevan a un lugar interior específico. Y es inevitable encontrar la semilla de la reflexión dentro de nuestros corazones, o en el espacio del inconsciente. Por lo cual creo que el propósito creativo de este equipo de artistas está logrado.
Sobre el vestuario

Hay para analizar muchísimo, en cada vídeo y en cada presentación, ya que ambas bandas invierten mucha creatividad para los productos tanto virtuales como en vivo. Sin pretender analizar en específico a cada uno de ellos, quiero poner a continuación la atención en las características afines y las dispares, siendo ambas lideradas por cantantes suecas es curioso que tengan muchos puntos de encuentro. Sin embargo el nicho desde el cual cada una lanza su expresión hace la diferencia.
Ambas utilizan muchas reminiscencias de vestimentas tribales, es clara la inspiración en culturas nórdicas, africanas y de diferentes regiones del planeta que nutren cada propuesta estética. El uso de fibras naturales, la animalización de las prendas usando materiales que asemejan pelajes, máscaras, y apelando a lo antropomorfo con el uso de cuernos y elementos que evocan animales.
Sin embargo la tendencia de iamamiwhoami se centra en el paradigma de lo natural y lo artificial, por lo cual en general los vestuarios plantean siempre una distancia con el entorno, a diferencia del caso de Fever Ray, que apela a vestuarios nutridos de simbolismo emotivo y espiritual.
Creo que si pudiéramos definir una tendencia de vestimenta musical como “Vestuario nórdico contemporáneo”, ambas serían las líderes de ésta y las dos corrientes por excelencia.
Las dos bandas tienen una solidez estética que predomina por encima de muchas otras. Construyen universos visuales bastos y llenos de contenido conceptual. Así mismo sus conciertos tienen toda una propuesta visual que acompaña la experiencia audible. Es por eso que elegí hablar de estas bandas que son ejemplo de cómo plantear una identidad sólida y consolidarse a través de modelos de distribución virtuales por encima de los convencionales (por Clarisse Monde)

 

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