Juna-Marina Goes To Moon (por Amadeo Laguens – Crooked Tree Records – name your price)

Viaje cancionero por una noche estrellada, la Luna de fondo, y el pop lisérgico espacial como luz guía, como elemento que abre la puerta.

“Marina Goes to Moon” (2017) es el primer EP de Juna, y un primer dato a tener en cuenta es que lo grabaron en el verano, pues es a lo primero que nos remite; no porque sea surf rock o algo por el estilo, sino más bien porque inmediatamente nos hace ver las estrellas como se ven en el verano.
La canción que abre el EP, “Prologue”, es precisamente eso, un prólogo, algo así como sentarse en una reposera en la terraza a esperar que anochezca. Y a los cuatro minutos ya empezamos a ver el sol que se esconde: el tema que le da título a este EP, “Marina goes tu moon”, arranca con una melodía que suena como esas despedidas dulces e inevitables al mismo tiempo, algo que al finalizar cambia sutilmente anticipándonos la llegada de la noche, ese momento en que, de repente, ya no hay más luz. La voz de Victória Appollo cambia por unos pequeños estruendos y sonidos de sintetizadores noventosos cruzados en el momento justo, algo así como una estrella fugaz que se anticipa en ese primer acercamiento del cielo estrellado hacia nosotros, y que apenas nos da lugar para despedirnos de esa luz a la que no vamos a extrañar.
Estamos en la noche, metidos de cuerpo entero en ella, sin saber bien si lo que nos sostiene es una reposera o una nave espacial, pues la entrada de “Aniram” nos acerca al tránsito del punto más psicodélico de este pequeño pero profundo viaje por el cielo de una noche de verano. Si nos dejamos llevar, vemos cómo los sintetizadores calan profundo en algunas avenidas poco transitadas de nuestros cuerpos, acostumbrados a que cada estrella tenga su nombre, cada constelación su lugar y cada pensamiento su tiempo. En algunos momentos de “Aniram” nos agarra cierta nostalgia de la luz, pero no queremos volver a verla, ya no nos hace falta: acá nos sentimos a gusto. Las estrellas son nuestras estrellas, la luna es nuestra casa, y podemos acariciarla si cerramos la mente y abrimos los ojos, la piel, los sentidos. Si hay algo llamado space rock, el bajo de esta canción es un claro ejemplo de ello. A esta altura, “Marina” está dada vuelta y se llama “Aniram”; quizás el efecto de la inversión también actuó en nosotros y estamos al revés de como empezamos.
Llegado el momento de “Drop the satellites”, mientras flotamos en ese cielo estrellado tratando de atrapar esos pinchazos fugaces de guitarra cual si fueran polvo de estrella, aparece el poder de la distorsión, humilde pero seguro, invitándonos a volver a esa terraza, bajando los satélites, llamando desde casa al mejor estilo Bowie de los años 70. No es casualidad que ya al final el EP cierre con la misma melodía del canto con la que empezó, un signo conceptual que remite a viajeros memorables como el duque blanco, o aquellos amigos del pop art como los Velvet Underground.
Como dice Moby por algún lado, “todos estamos hechos de estrellas”, y quizás es sólo cuestión de encontrar el camino para conocernos un poco mejor a nosotros en ese cuerpo que se siente parte de ese universo, de esa noche estrellada como un pedazo inabarcable de algo mayor. Inabarcable, pero que la música de Juna ha sabido captar e interpretar a la perfección, tomando prestado un pedazo de verano brasilero para hacerlo sonar (por Amadeo Laguens)

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