Escenas-Nuestra La Cumbia (por la Negra Sarabia – registro de escenas musicales subterráneas)

La Negra Sarabia aka La Walichera pone en palabras los mil mundos de la cumbia, con todos sus sabores, colores, sub estilos y nacionalidades.

Un día viajando rumbo al sur me detuve profundamente a pensar ¿qué características, elementos, procedimientos, formaciones instrumentales, entre tantas singularidades sonoras, hacen que determinadas músicas sean bautizadas bajo el nombre del género cumbia? y que todas entre sí, sean tan disímiles.
Recordé cuántas veces hemos aprendido ciertos géneros desde una idea de continuidad de la tradición. O quizá el imperante deseo de enraizar nos ha llevado a realizar procedimientos de conservación y repetición, fomentando la cosificación y momificación de las músicas… Y todo en pos del miedo a la aniquilación o extinción.
Una fuerte necesidad de sostenernos ante un mundo que jamás se detiene, para decir: existimos.
Rápidamente en un traqueteo del colectivo, visualice la palabra: MOVIMIENTO.
Claro, el movimiento como una permanencia en el tiempo sin detenimientos, si, con dinámicas, si con ciclos. El movimiento como una sabia vitalidad que permite transformar.
Y sí, porque sólo la vida con sus movimientos nos muestra las infinitas posibilidades, las millones de transmutaciones.
Y en ese sentido, pensé la cumbia como un género que posee sus largos años de permanencia. Una permanencia en la impermanencia ¿no? que como ya dijeron otros: Nada se pierde todo se transforma. Y en ese sentido nos muestra constantemente como permanecer sin ser necesariamente lo mismo ¡¡¡Uauuu!!! De repente vinieron a mi (cuan cascadas de arroyo sureño patagónico) millones de imágenes sonoras, re-cargadas: El psicodélico delay de una guitarra eléctrica de canto llorón agudo, más el soniquete de pies arrastrados y telas de polleras rozándose al movimiento de las caderas con el son del contra-tiempo del llamador. De fondo hasta llegar a un primer plano el grito desgarrador de una gaita colombiana hembra, sumándole “el ueeeepaa” en derrumbe vocal de un viejito con su voz nasal quebrantada, y de costadito una melodía de acordeón, paseándonos por todo su rango tímbrico chamamecero….. y ¡faaa! el llamado de la timba para subirnos al tumbado grave del bajo de un DJei, y el bombo pegando al pecho cuan pachamama / tierra, haciendo vibrar todo….. y las miles de partículas que se desprenden en el sonido de un güiro merenguero que suena casi como una fuente de maíz que sacuden en el campo. Así, imágenes, cercanas y alejadas, se iban imbricando y mixturando hasta que de la nada; me encuentro ante una especie de altar re-inventado.
Volví de nuevo al asiento, más ahora, estaba encallada en la historia de nuestra Latinoamérica, tan resistida… Otro intento de permanencia. Y ahí también estaba ella, la marginada Cumbia, con su inmensa ramificación y proliferación por todo el continente, exuberantemente, silenciosa, abarataba, madre guerrera, ícono de identidad y supervivencia, pero con la sabia vitalidad del movimiento que sólo los grandes consiguen permitirse: el re-inventarse, el re-significarse, el re-tematizarse, el complejizarse y/o simplificarse. Y en mi, resonaba una inmensa sensación, inabarcable entendimiento. Era la experimentación, esa experiencia de la materialidad acumulada por generaciones y generaciones, paisajes totalmente diversos. Sentidos y sentimientos re-despiertos de un mundo que no ha parado de moverse, ni de movernos.
¡EXPERIMENTA LA DIVERSIDAD CUMBIERA! Les dejo varios grandes tracks de artistas de distintas latitudes para que disfruten (por la Negra SarabiaLa Walichera)








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