Yongolailan-Sueño Tropical (por Alfredo Araujo)

EP que trae a la mente el típico sueño: unos años en el Caribe mojando los pies en el mar, con preciosa fusión entre vuelos post dubstep y folclore cubano.

¿Es esto un atardecer o un amanecer?, ¿es esto el paraíso o el trópico?, ¿es esto un sueño o sólo tengo dilatadas las pupilas? Las delgadas líneas que asignan las categorías y dividen unas de otras, pueden aletargar nuestra conciencia por fracciones de segundo, o bien puede permanecer así toda la vida.
Eternas dicotomías de la vida, eternas incepciones: ¿un “Sueño tropical” es una redundancia o una doble afirmación? No hay diferencia; al menos no para aquél que quiera sentir en sus pulmones el húmedo frescor vespertino de La Habana, escuchar el imponente guajeo de los pianos de cola en majestuosos salones de pisos marmoleados y techos altos; o bien, para aquel que quiera atestiguar cómo resuena el legado musical de Bevo Valdés, Cachao Arsenio Rodríguez o Eric Satié en los microprocesadores de Yongolailan, que mezcla esos elementos con influencias de Radiohead o James Blake.
No puede haber mejor sustantivo y adjetivo para nombrar este material que justamente esos dos: “Sueño Tropical”. Una delicia sonora de principio a fin, que debe disfrutarse a ojos cerrados y pies descalzos. Como ellos mismos lo mencionan: “Yongolailán nace de la necesidad de crear una nueva música cubana, de componer sonidos que transiten por los paisajes cotidianos y mezclen tradición con imaginación”. Estas peculiaridades pueden palparse en este material, que en 2015 había sido editado sólo en formato físico bajo el homónimo de este trío cubano.
Personalmente, encuentro a “Sueño Tropical” como una de las propuestas electrónicas más interesantes en música electrónica en lo que va de 2018. Una propuesta sólida, colorida y llena de matices, capaz de besar la piel con esa cadencia característica de la cultura cubana.
En el trópico, los pies descalzos son el principal canal de comunicación con la tierra; los sonidos de la jungla el hilo conductor de toda lógica onírica; y las olas, el diapasón natural de cualquier ritmo, o “¿a ti qué te parece?” (por Alfredo Araujo aka @textoservidor)

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