Hubo un tiempo en que el hip hop fue creatividad pura. Se lo veía en la concepción musical, en la manera de conducir un show, en la extrema forma de bailarlo, y en la forma de representarlo gráficamente.
Lamentablemente, no fue la etapa que más se dio a conocer. Seguramente porque era algo “del barrio”, algo que se estaba gestando en un círculo pequeño de personas, y algo que – hasta ese momento – no era fácil de clasificar, empaquetar y “vender”.
En Junio del año pasado, con tan sólo 49 años, el cáncer se cobro la vida de uno de los héroes de la primera ola de artistas del hip hop, que de a poco estaba obteniendo un merecido reconocimiento. Me refiero a Rammellzee.
Según la historia no oficial, Rammellzee fue el creador del graffitti de diseño “complejo”, que se perpetúa hasta el día de hoy. También fue creador de un estilo de rapear que influencio a varios artistas de los 80s, como los Beastie Boys (que lo samplean en varias ocasiones) y Cypress Hill por nombrar algunos. Su clásico de 1983 “Beat Bop”, junto a K-Rob fue producido por el artista gráfico Jean Michel Basquiat.
Pero Rammellzee no solo se limitó a los “4 elementos” del Hip Hop, sino que también empezó a teorizar curiosas ideas, como la del “Futurismo Gótico”, en las que explicaba que las letras tendían a salirse del marco simbólico impuesto por el alfabeto.
Sin Embargo, la más llamativa de sus actividades era la del reciclado de juguetes y artículos del hogar, para convertirlos en trajes dignos de un diseño “Transformers”, extrañas máscaras y artilugios que solía usar en sus shows en vivo.
La data que hay en la red sobre él es amplia: discos, graffittis, diseños, personajes, teorías, etc. Personalmente, creo que el legado global más grande que dejó es la idea de que el hip hop debe ser creatividad y libertad, principalmente, y que los límites del “ghetto”, no deben ser el barrio, sino la última orbita del sistema solar. Ya lo dijo en 1998, junto a Bill Laswell: “No Guts, No Galaxy…” (Rammellzee, 1998)