Impresionante como se están mezclando las épocas de los juegos. Es que muchos de los que comenzamos a jugar con esos primeros video juegos arcade famosos, luego continuamos con las siguientes generaciones hasta la actualidad. Por eso nuestras cabezas son como un registro histórico del Homo Ludis, la nueva mutación del hombre que solo está interesada en el eterno jugar, y los personajes de cada uno desdibujan sus límites. Unos se vuelven parte de los otros, y en nuestras cabezas eso pasa tan seguido que ni siquiera nos resulta extraño.