Gracias Flaco!
Hoy nos despertamos con ganas de que la música suene bien fuerte.Elegimos casi nunca hablar de alguien cuando muere, al menos no en el momento que eso ocurre. Pero ayer murió el Flaco Spinetta, artista que para nosotros es un referente del buen tino, del encuentro, de lo arriesgado, del personaje inquieto que no se conforma con los halagos. Fue un tipo que caminó más allá, no se quedó en lo absurdo de la exposición y la fama. Fue un rock star que se cagó en eso mismo. A todos los músicos latinoamericanos nos dijo que las cosas se pueden hacer distinto de lo que las supuestas reglas mandan. Que cada uno debe encontrar su propio horizonte por el cual proyectar. Mucha gente se puso triste. Muchos piden un minuto de silencio. Nosotros pedimos una hora de ruido, una hora de leer, una hora de pintar, una hora de hacer lo que más les guste hacer. Por que gente como el Flaco lo más importante que nos enseña es que la vida es un segundo, que todos nos vamos igual, pero que en medio podemos disfrutar, crear y reflejar en los otros todo lo noble que nos toque hallar, en el arte o el la vida misma. Así que ¡que alegría que este amigo musical lo logró! Y que con su trabajo incansable consiguió tocar hondo a mucha gente. Nosotros festejamos que esa vida noble va a quedar como ejemplo hasta para artistas que no lo hayan podida conocer en vida. Que lindo morir y que de uno quede eso…. y la música. Tanta música para los árboles. Y para cerrar este homenaje a un tipo que nos hizo sentir mucho, nada más lindo que transcribirles este texto que ayer posteó Pedro Aznar para su amigo, como despedida: “Hoy todas las guitarras están de luto La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas sólo puede pensar en la tuya, tal vez porque el barro tal vez porque este balcón donde te vi casi por última vez mira una nube de la forma y el color de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos. Este balcón que se quedó esperando una charla unas palabras o un abrazo más que yá no llegará. Luto también en las palabras habituadas como estaban a que les pusieras cascabeles guirnaldas asonantes o ruedas de tren apocalíptico caleidoscópicos ojos de fértil papel de tu prolífica pluma que suma y resta sílabas del metro patrón de las esferas apenas solas a solas penas. Adiós que sea A-Dios a sus brazos a ese rincón de magia que seguramente Él guardará para los que se animan a jugar con los bloques con los que ha construido el mundo haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos donde el corazón se muestra y baila desafiando al vacío. Adiós. Mientras me duele el pecho te imagino en viaje por inmensidades más vastas que las del Capitán pero a diferencia de él sé que tendrás todos los tangos silbados al oído y nunca faltará un mate ni perfume a malvones. En todos nosotros se queda un pedacito tuyo serás inspiración multiplicada por millares a lo largo de los años y lo ancho de las geografías. Cambiaste nuestras vidas abriéndole camino a la imaginación cantándole salvaje o dulcemente a los misterios que nos habitan al misterio que somos. Adiós. No me resigno a tener que decirlo. Adiós mensajero del infinito”