La verdad es que nosotros tenemos un suertón con esto de que nos lleguen tantas “músicas” al email. Y no saben lo difícil que es atender tantos materiales tan diversos. Pero todo ese tránsito auditivo tiene grandes premios… de vez en cuando nos encontramos con discazos, como este “Rumore” de Niño Crudo, que muy posiblemente no hubiéramos conocido si él no nos lo hubiera mándado.
Disculpen que no podemos decirles mucho sobre este artista, puesto que en su email no llegaron links donde podamos averiguar más sobre él. Suponemos que es español, basándonos en las grabaciones de películas que escuchamos en varios tracks. Y bien, ya que hablamos de películas, nos encaminamos al centro gravitacional de sus sonidos: su obra es una media naranja solitaria. Es una música que añora la imagen, hasta el punto que la proyección mental que transporta toma cuerpo y se vuelve casi real, como un fantasma de esa otra media naranja que sueña con ésta, mientras navega en la otra dimensión, la de los ojos.
Esto nos cuenta él: “Quería compartir con vosotros la primera colección de maquetas de Niño Crudo. Son canciones grabadas en casa, con mi kit de instrumentos (los serios y los de juguete) y utilizando fragmentos de películas españolas.
Se trata de juegos y experimentos que hacen el camino inverso de la banda sonora: compongo melodías y después busco diálogos que les vayan bien.
Uso estilos variados en cada tema, pero el material tiene una clara tendencia al vals y a la música de videojuegos. Es un trabajo para nada ambicioso y bastante irregular, pero espero que sorprendente y divertido.”
Y a veces es así, la falta de pretensión abre una puerta que no es fácil de encontrar: la de la frescura. “Rumore” es eso, un puñado de canciones que lograron el encuentro cara a cara con lo vital.