Violenta temporada de tormentas solares

Resulta bello y casi místico pensar en que el Sol es un ser móvil, con cambios y ciclos, que cada tanto tiene una época en la cual se revoluciona, en la que pierde la calma expeliendo cantidades inimaginables de plasma. Bueno, justo estamos en medio de uno de ellos: desde enero de este año el Sol viene emanando gigantes llamaradas que llegan a la tierra… a unos 5 millones de kilómetros por hora. El pasado 14 de julio se registró una que se dio a conocer como “mancha 1520”, una impactante erupción de plasma solar que generó tormentas geomagnéticas moderadas, afectando en algunos puntos de la tierra a las redes de energía, además de atrofiar temporalmente el funcionamiento de los satélites y las comunicaciones. Las imágenes son sorprendentes, en ellas se puede apreciar la magnitud de estas majestuosas oleadas. Y si tenemos en cuenta la relación de escala entre la Tierra y el Sol, asusta aún más ver cada uno de esos latigazos desprenderse del gigante dorado. Según los reportes del Centro de Predicción del Clima Espacial de Estados Unidos, por más de que la radiación del Sol llegue a nuestro planeta, el grado de afectación no es más grave que lo que mencionamos. Ayer, 19 de julio, el Sol emitió una llamarada de nivel moderado, calificada como una explosión M7.7. Este nivel puede ocasionar breves cortes en los sistemas de comunicaciones, pero hasta el momento no se han registrado grandes problemas. Con ésta eyección ya son 7 las ocurridas en el año. Los científicos de la NASA han advertido sobre la posibilidad de que en 2013 nuestra estrella dispare hacia la Tierra 10000 millones de toneladas de plasma. Pero lejos de las profecías catastróficas que están dando vueltas por distintos medios de comunicación,  lo que le ocurre a nuestro Sol forma parte de sus ciclo natural, un vaivén entre sus estados de fastuosa furia y calma, con los cuales la tierra convive desde sus comienzos.

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