Fliz es una bici que, como dice el título, no lleva pedales. Diseñada por Tom Hambrock y Yuri Spetter, esta nueva forma de transporte tiene una fuerte influencia de la Laufmaschine (el móvil diseñado en el 1800 que fue precursor de la bibicleta).
El ciclista va sujeto a un arnés fijo al cuadro de la bicla, moviendo las piernas para tomar velocidad y recogiéndolas cuando el aparato ya está en movimiento.
Lo que está buenísimo de esta propuesta es que permite que uno pueda correr, y cuando llega el cansancio, se puede hacer descansar las piernas y el resto del cuerpo avanzando sólo con el envión. Esto de alguna manera también pasa con una bicicleta convencional. Uno pedalea y por momentos, o en bajadas, descansa sobre el asiento, pero la diferencia sería (tendríamos que probarla para confirmarlo) que la sensación es como la de planear. Despegarse de la tierra y avanzar como volando a 50 cm del piso. ¡Genial!
Encima de eso, permitiría a muchas personas con problemas de movilidad, poder desplazarse.
A simple vista, la posición no inspira mucha comodidad, además de llevar el cuadro sobre el cuello, lo que impide que el usuario pueda subir la cabeza o mirar hacia atrás, está difícil poder desembarazarse del dispositivo al caerse.
No parece ser un diseño práctico para moverse en un entorno urbano, pero sí es una idea ingeniosa para practicar otra nueva manera de trasladarnos, ya sea por diversión o por imposibilidad para moverse de otra manera.