Las cosas que ya nos son corrientes por la repetida utilización o vista, cuando se encuentran en un contexto completamente distinto, pueden llegar a tomar un sentido poético. Se transforman muchas veces en objetos maravillosos, con un efecto sorpresa que jamás hubiéramos imaginado.
Los mapas, por ejemplo, son gráficos muy complejos y llenos de información, que también pueden verse como una serie de delineados y sombreados que forman figuras particulares.
O veamos a los elementos de la naturaleza, como ramas de árboles o simples rocas. Si las miramos con atención o si las cambiamos de situación, nos encontraremos con infinidad de posibilidades visuales.
Ed Fairburn, hace magia con mapas de distintos lugares del mundo. Él utiliza como guía las rutas, ríos, sombras de relieves, y todas las capas que componen una pieza cartográfica como éstas, para representar rostros más que realistas.
Ed va resaltando zonas, o remarcando líneas para dar profundidad y expresión a figuras humanas.
Al ver las imágenes, da la impresión de que esos rostros siempre estuvieron ocultos en esos entramados geográficos, y que Fairburn sólo los resaltó. ¿No les parece?
Cornelia Konrads, de Alemania, trabaja con piezas naturales desafiando aparentemente la gravedad.
Ella interviene sutilmente un sector o paisaje natural, suspendiendo rocas, ramas, o diversos objetos de la naturaleza en invisibles estructuras metálicas. De esta manera genera la sensación de que estos elementos están volando y alejándose del suelo.
Como verán en las imágenes, las instalaciones de Cornelia son siempre en espacios abiertos, generalmente públicos, en donde la naturaleza es la protagonista.
Lo que ella logra es un efecto de movimiento en las partes que parecen estar alejándose de su posición inicial.
El impacto visual en el entorno inmediato de la obra es muy leve, lo que hace que llame todavía más la atención, ya que en cierto punto pareciera que las partes se están elevando solas de manera natural.