Lucas Totino Tedesco-Una moneda capo (por Nahuel Ordoñez – name your price)
Sicodelia, elementos folklóricos indefinibles, noise, shoegaze, rock, folk y letras dementes son los condimentos del nuevo disco de uno de nuestros artistas favoritos de Argentina.
Un aspecto interesante de la obra de Lucas Totino Tedesco es que pese a las líneas directrices tan fuertemente marcadas que surcan todos sus trabajos, cada vez que publica un nuevo material vuelve a sonar fresco. Existe un territorio sobre el que sus canciones se despliegan, pero eso no lo vuelve predecible.
Esto es más fuerte en el caso de “Si yo fuese un perro” (2012) y “La guerra suave” (2014), sus discos anteriores, que junto a “Una moneda capo” parecieran formar una especie de trilogía o novela en la que un narrador omnisciente nos va contando las desventuras de un personaje atribulado por el paso del tiempo y por su mirada llena de extrañeza sobre las formas en que las personas se relacionan. En el caso de “Lata” (2011), su primer LP, hay ciertos elementos de esta forma de contar que ya se prefiguran, aunque el abordaje elegido haya sido el formato canción folk (en la tradición singer / songwriter).
Un relato descarnado con cierto gesto rioplatense sobre un pulso acelerado abre “Una moneda capo” con “Palmó un caballo”.
El segundo track es una reversión de “Espantapájaros asustado”, canción que ya había sido publicada en “Si yo fuese un perro”. Si en la versión anterior la canción adoptaba una forma de folk acústico, en esta nueva interpretación aparecen nuevas lecturas e intenciones.
“Verano de neón (mejor perder)” es uno de los momentos altos del disco, una preciosa canción en registro de balada con una segunda sección instrumental que deviene en un pulso casi bailable, con vientos y percusiones notables. Esto tal vez tenga que ver también con algo que el mismo autor menciona en uno de los posteos en Facebook con los que iba presentando los temas, al hablar sobre cómo las canciones van adaptando sus formas a elementos que aparecen cuando las toca en vivo.
Lucas propone dividir el álbum en dos lados. El lado A cierra con el tema que da nombre al disco, donde una poesía con fragmentos casi surrealistas se despliega sobre un soul contagioso con arreglos muy pensados.
El lado B con “Autos quemados”, “Rolezinhos” y “Pa ñeri” adopta un tono más psicodélico, con momentos para sonidos más experimentales. “Autos quemados” por momentos suena a lo mejor de The sea and Cake. “Rolezinhos” es una pieza instrumental de 8 minutos que se escucha como la banda sonora atinada para alguna escena de vandalismo juvenil de flash mob paulista.
La discografía de Lucas Totino Tedesco es un terreno tan particular como propio que se delimita por su forma de narrar lo que pasa frente a su ventana, y por sonoridades y aproximaciones a sus vertientes, que aparecen en él descarnadas de solemnidades impostadas.
Su nuevo disco no escapa a esta dinámica. Si bien fue compartiendo “Una moneda capo” tema a tema desde sus redes sociales entre Octubre de 2016 y Marzo de 2017, en una escucha de corrida el álbum mantiene una fuerte coherencia interna y cohesión hacia el resto de la obra de este artista (por Nahuel Ordoñez)