Spiritualized y su máquina de producir visiones en Nrmal 10ma edición (por Andrés Oddone)
El concierto de Spiritualized en Nrmal 10ma edición dejó más que claro el estado actual de Jason Pierce, su búsqueda, la maduración que ha tenido su obra.
Si algo logró dejar claro Jason Pierce aka J. Spaceman el año pasado, con el lanzamiento de “And Nothing Hurt”, su último álbum como Spiritualized, es que todo lo aprendido (dicen las malas lenguas que pasó una situación económica complicada y una enfermedad que lo llevó al límite) lo ha cargado de historias para contar, y que para él el amor y la interioridad se han vuelto puntos importantes, por arriba de todo. Pero también que ya no tiene necesidad de jugar al juego del mundo. De hecho, escuchando las canciones de ese álbum, uno percibe que Pierce no siente siquiera la obligación de rendir tributo a la gran figura como artista sonoro y experimental que rebota de su pasado, lo que es fácil de notar en esas piezas que aparentan ser fáciles, directas, emocionales; pero que igualmente contienen la complejidad compositiva y sonora de siempre, la que todos sus fans le conocemos y apreciamos.
En definitiva, “And Nothing Hurt” muestra a un Jason maduro, que tras una revisión detallada de las cartas que le tocaron ha tomado el rumbo de regreso a sus orígenes, pero con la templanza que le ha brindado el conocimiento adquirido en el camino, para entregarnos un disco fuera del tiempo que plasma una interesante síntesis del lenguaje que le pertenece.
(Photo por Xavi Torrent / Redferns)
Todo esto se pudo ver claramente reflejado en el concierto de Spiritualized que pudimos disfrutar los presentes el pasado sábado 2 de marzo, en la décima edición del festival Nrmal. La síntesis (¿aparente?) de “And Nothing Hurt” toma vida en los conciertos con los cuales están presentando el álbum, lo que es posible de advertir simplemente en la estructura de la banda, alejada de su pirotécnica sicodélica e instrumental habitual, la que incluye variedad de vientos y cuerdas, como pudimos escuchar en “Fucked Up Inside”, grabación en vivo lanzada en 1993. En esta ocasión, la formación superó por poco la clásica rockera, con bajo, batería, tres guitarras (una de hecho fue tocada por el mismo Pierce), teclado y 3 voces femeninas de acompañamiento. En definitiva, la línea sutil y sintética propuesta en su último disco, es prioridad frente a las demás caras que podemos escuchar en el pasado del grupo. Con esa formación, lograron pasar por todos los climas que ya les conocemos, con los momentos de calma que te hacen cerrar los ojos y soñar con un mundo en el que todo está bien, la lisérgia extrema plagada de detalles instrumentales, y los tormentosos muros de ruido.
Parece una estructura concebida principalmente para dar vida a tracks suaves y claros, como “I’m Your Man”, más que para piezas de discos anteriores. De hecho, la versión de “Shine a Light” sonó en su mínima expresión, pero igualmente brilló en el despojo, dejando al frente la dulzura inherente a la canción.
Pero hasta las piezas de “And Nothing Hurt” sonaron en versiones más pequeñas, enalteciendo sus dones fundamentales. Por que por más que todo parece orientado a la simpleza, en el álbum las canciones poseen entramados extensos de instrumentos y texturas que en el concierto se sintetizan de manera destacable, acertada.
La actitud de J. Spaceman es algo que a uno lo moviliza enérgicamente del show actual de Spiritualized. Por un lado, sorprende como un tipo que claramente es de los fundamentales del rock espacial, el noise y la locura guitarrera amorosa, con más de 30 años de carrera, con dos bandas míticas como prontuario, se planta en el escenario con una humildad demoledora. Conmueve verlo como un ser humano tímido, sentado de costado, lejos de la típica pose del frontman, tan habitual en el rock, resuelto a no destacar entre los miembros del grupo, dejando que su música hable por sí sola, más allá de teatralidades vacías. Este centro en lo musical resultó tan puntual, que Pierce ni siquiera emitió palabra hasta el cierre del show, y lo hizo solamente para agradecer. Pero por otro lado, esto, lejos de percibirse como lejanía o frialdad, funciona como catalizador de emociones muy bellas; porque si algo se agradece de sobre manera, es que un tipo con tanto background le diga al mundo de la música que todos somos iguales, que todos somos humanos caminando por la vida, y que los kilómetros recorridos, la experiencia acumulada, puede servir también para volverse aire en medio de la música. Que la multitud de shows e historias pueden traerte de regreso al comienzo, a la voz, a la guitarra, a las palabras, al sentir.
Sorprendió gratamente como el público de Nrmal reaccionó efusivamente en el concierto a las canciones, la mayoría extraídas de “And Nothing Hurt”, porque viendo la media etaria se dificulta pensar que en su mayoría sean seguidores históricos de Spiritualized, por lo cual podemos asumir que muchos conocieron la banda gracias a su inclusión en la grilla del festival, llegando antes que nada a su última producción, la que hoy cuenta con mayor prensa. Esto deja en claro la relevancia trascendental que hoy tiene Nrmal como espacio de expansión de la música que se mueve por espacios periféricos, abriendo camino no solo para los nuevos, sino también para artistas como Spiritualized, los que crearon la paleta de colores con los cuales hoy muchos otros pintan (por Andrés Oddone)