Sigue el quirúrgico hilvanar de palabras entre Cassette y Dick Verdult.
Algo de esto viene siendo muy lindo: nos hemos llenado de ideas que nos han hecho sonreír, que reflejan pensamientos en común que van y vuelven. Pero también la ida y vuelta ha mostrado muchos lugares alejados, que no conocíamos el uno del otro.
Habiendo sobrepasado “Dick Verdult abre su baúl volumen 15”, hoy nos dimos una vuelta por todos los anteriores (cosa que les re aconsejamos), y más allá de que el material en si está rico en cuanto a contenido y delirio, se nos ocurrió que son posibles dos lecturas. Una, teniendo en cuenta post por post, como cajitas de ideas disparadas por la imagen en cuestión, que la gran mayoría de las veces desarrollan conceptos que van muchísimo más allá de lo que atañe a esa misma imagen. Y otra, sopesándolas a todas juntas, como un recorrido deforme, muy dual, con miles de claridades que se plantean y al mismo tiempo se borronean, hasta el punto de que ese todo se vuelve una entidad más allá, con su propia orgánica.
Por que uno conversa tratando de encontrar o decir verdades… siempre es así. Pero cuando la charla se vuelve interesante, cuando las ideas logran su lugar en las palabras, la verdad se muestra deshilachada, en partes, brillante, desteñida, en movimiento, sin dejarse asir… como funciona en el mundo.
Todo esto nos venía hoy a la mente leyendo esa serie de posts.
Aquí les va el número 16.
Dick Verdult – AdditionisCassette: Este tipo de imágenes tuyas funcionan como tirabuzones del tiempo. Más allá de la “idea” de coleccionar, desde lo afectivo ¿se vuelve importante para vos atesorar momentos representados en objetos?
Dick Verdult: Están muy buenas tus observaciones, Cassetteblog. Podrían ser tirabuzones de tiempo, pero son tirabuzones del cerebro.
No soy mucho de nostalgia. Lo que si me gusta es el lado patético de guardar cosas e impresiones. Me gusta eso de darle mucho peso a algún “pars pro toto”, que si sos marinero te quedas con un ancla, que si sos músico la pua con la que grabaste la mejor canción, que si sos astronauta el casco, etc.
Pero esta colección de imágenes las podes leer vos así, por el hecho que me conoces, y reconoces imágenes o fragmentos.
Al contrario, estos additionis están hechos con los que no me conocen en mente.
Lo que cristaliza este trabajo es la falta de prioridad y la saturación como el ambiente común asimilado.
Hace años inventé la enfermad de Additioni (de “adicionar”). Había escrito un pequeño monoacto con dos mujeres que no paraban de hablar, nunca terminaban una frase, siempre te introducen una “coma” y siguen y siguen…. tenían la enfermedad de adicionar al hablar.
Por otro lado, fijémonos en la peluquería de barrio o pueblo. Siempre tienen alguna cosa grande enmarcada, colgando en ángulo de 45 grados, para que el cliente pueda ver la foto desde su asiento bajo. Y esos marcos tienen una foto, por lo general grande (equipo de fútbol, pueblo o paisaje de donde es originario el peluquero), pero que con los años fue siendo conquistado por imágenes introducidas desde los lados… la foto de la nieta, la tarjeta de algún comerciante vecino, un elemento de calendario, una carta postal que le escribió un hijo desde la colimba, un arquero, una esposa. Ya es entonces un potpourri de información, y uno, desde afuera, ya no puede discernir cual si y cual no tiene importancia. Cual fue el comienzo, que fue lo último. Ese marco ya no contiene una escena de una película, sino el editaje completo hecho mierda.
Ese es el núcleo de este trabajo. Encontrar el placer buscando la prioridad del que enmarcó las cosas.
Cassette: La cantidad de imágenes, el gran caudal de significados ¿son la marca del exagerado?
Dick Verdult: Esta el fascismo de esa única imagen que lo dice todo, para que comprendas de una vez y no dudes, y te adaptes con la visión del que te lo manda en la cara… y esta el fascismo del que te marea con cantidad, que no te da tiempo de respirar y te sigue llenando las manos con mani.
Pues el fascismo de la imagen sola, esa ya esta bien repertoriada, pero el del aplastamiento por saturación, menos.
Es una selva, y esta bueno aprender a caminar con cautela allí. Por eso me interesa crear esa exageración. Lo que ofrezco son salas de gimnasia para el granero del cuerpo.
Cassette: ¿Todo es más fácil sabiendo estudiar? ¿O todo es más fácil desde la inocencia?
Dick Verdult: La primera frase viene de un poster de venta de cursos que encuentro contra las paredes cuando voy a la sala de ensayo, desde la Boca a Pompeya. Hay negocio no solo en enseñar, sino también en sugerir que el otro es deficiente. Cubrir con un spray la ropa del pobre con complejos.
Otro aspecto que tiene ese poster, es que es casi redundante: serás menos tonto cuando seas inteligente.
Admiro la madre que en inocencia (ahí esta la respuesta a tu segunda parte de la frase) se ahorra una plata para inscribir a su hijo, al que le va mal a la escuela, a ese curso de chantas. Vemos también que las mejores intenciones pueden hacer el mayor daño.