Una chica que come jabon y otra que come goma espuma de los cojines-Seres con extrañas adicciones
Adicciones impensadas ocupan la cabeza y el cuerpo de muchas personas. Algunas más destructivas que otras, estas aficiones crecen en cada una de los que las padecen llevándolos hasta el límite.
Dentro de la cantidad de casos diversos que hay en el tema, hoy veremos dos de lo más curiosos.
En primer lugar hablaremos de Tempestt Henderson, una estadounidense de 19 años de edad que es adicta al jabón y a los detergentes. Así como lo ven, Tempestt se come 5 barras de jabón a la semana y toma detergente.
Más allá de lo raro del asunto, lo cierto es que tuvo que iniciar un tratamiento médico por el grado de intoxicación que lleva en el cuerpo.
A pesar de que ella conoce muy bien las consecuencias que le puede acarrear su debilidad, asegura que no puede dejarlo: “Recuerdo la primera vez que metí mis dedos en detergente. Puse el polvo en mi lengua y me supo dulce y salado a la vez… Se sintió muy bien. Quedé enganchada instantáneamente”, cuenta.
“En la ducha me gusta mojar una barra de jabón verde y lamer las burbujas. A medida que el jabón se deshace, tomo un poco y me lo pongo en la boca. Es una sensación angelical”, continúa.
Además de una cuestión química, lo que mueve el fuerte deseo de Tempestt por estos productos es también un asunto sentimental. Por un lado el aroma y la textura de éstos trae a su mente recuerdos de su infancia que ella atesora: “Recuerdo con cariño la marca de detergente que mi mamá usa. Recuerdo el olor cuando me abrazaba o cuando me metía entre las sábanas. Antes el solo olor me ayudaba a tranquilizarme, ahora necesito comerlo”, confiesa. Por otro, ella asegura que su dependencia comenzó tras haber terminado con su novio hace más de 6 meses, hecho que la alteró demasiado.
Dice Henderson: “es una adicción y no puedo parar. Los médicos me han recomendado que saque todo el jabón que haya en mi casa pero no he podido”.
Como segundo caso, les compartimos el video que habla sobre Adele, una mujer que casi acaba con todos los muebles de su casa por comerse la goma espuma de los cojines.
Desde que tenía 10 años hasta el día de hoy, esta mujer lleva comidas alrededor de 200 libras de espuma, y continúa desarmando almohadones para saciarse.