No se por qué me da miedo ver a este robot. Quizás el hecho de que sea un robot que imita casi perfectamente los movimientos de un bebé humano tiene un poco de tétrico. O quizás asusta que los avances de la ciencia estén logrando ya imitar patrones de comportamiento humano con tanto realismo, que ya no hay dudas de que la ciencia-ficción ha dejado de ser ficción para entretejerse cada vez mas con nuestra realidad cotidiana.
En palabras de Chris Clarke, su diseñador: “para reproducir cómo funciona el cerebro de un bebé se requiere de mucha investigación. Diseñé los movimientos mecánicos para que se mueva como generalmente lo hacen y el resto es meterse en la cabeza y manejarlo como un títere”.