ÑÑÑÑ-Rampa (por Andrés Asia – Repelente Discos – name your price)

ÑÑÑÑ-RampaArgentina es ese lugar en el culo del mundo, y Santa Fe es de donde proviene ÑÑÑÑ, dúo formado por el baterista y percusionista Pablo Bantar y el multi instrumentista José M. Hernandez.
Su música propone una ruptura entre las fronteras del rock y la electrónica, con una hermosa relación sentimental con la tecnología.
Su nombre es incómodo, visualmente gráfico y pegadizo, muy de siglo 21, y nadie sabe cómo diablos pronunciarlo.
Sin duda es este demoledor proyecto el que habla por sí solo, en el que podemos escuchar guitarras epilépticas, baterías cortadas y complejas, samples, joysticks intervenidos, computadoras que destrozan al rock, la rave y los video game; utilizando sampledelia, estéticas como la interferencia, una re significación del glitch, el pop con lisérgia, noise, math rock, y brindando aplastantes conciertos en vivo, ajusticiando su propuesta de estudio.
Luego de editar dos geniales trabajos llamados “XN–idaaaa” (2012) y “Territorio” (2014) por medio del sello santafesino Repelente Discos, vuelven a la carga con “Rampa”, un trabajo ajustado, compacto y knockeante; algo que podemos escuchar ya desde la apertura con el track “Plantita”, donde bases sólidas de Bantar y bajos granulados ejercen de cimientos para melodías planeadoras y deliradas, junto con las voces de Hernandez que destilan pop lisérgico derretido, como son las líricas made in ÑÑÑÑ.
En estas composiciones las maquinas hacen terapia grupal con el oyente, luego de que el grupo las obliga a romper géneros.
En el segundo tema la frase “Me decís que soy cualquiera…” arranca la letra de “Mozart con Sábalo”, una  versión definitiva y pegadiza que suelen tocar en sus directos, donde podemos encontrar su costado pop casi 8-beat con ritmos cortados, estribillos luminosos y bajos que incitan al cabeceo y a la pista por igual. Por otro lado la pieza está cargada de luces, flashes, psicodelia tecnicolor y una especie de identidad post-hardcore / dub step.
Le sigue la hermosa “Zafani nocturno”, el corte difusión del disco, que se caracteriza por sus ritmos entrecortados, melodías apocalípticas, sintetizadores punzantes, samples de voces realentadas y toda la esquizofrenia mutante que es marca del grupo. O podemos decir: “el día que al dubstep lo electrocutaron con Pantera de fondo”.
Sin dudas este track sintetiza el clima general del disco y da paso a “Snoopy”, que es una versión riot-digital oscura y pesada de una pieza firmada por Haiwell-Darjean (aparecida en un vinilo de catálogo para los míticos sintes Moog), con amagues melódicos de cantos de cancha, pero cargados de mucha adrenalina.
Hacia el final de este álbum aparece “Despejar X”, track instrumental que contiene maquinas tartamudeando, sintetizadores haciendo moch, baterías boder, la banda ametrallando osciladores, y el lado siniestro de ÑÑÑÑ plasmado en delicadas melodías. Todo esto en tan solo 2 minutos 35 segundos.
Llega el cierre de estas 6 piezas con “Awanta”, la canción más kraut-rocker, que incluye guitarras sónicas, un poco de nostalgia shoegaze, melodías ríspidas, baterías sincopadas y los sintetizadores empantanados, como para generar un final bien marciano.
A los que les gusta pregonar que el rock está muerto, aún cuando nadie puede definir que es eso, y a los curiosos de sonidos frescos y nuevas formas de bailes esquizoides, les avisamos: si hay un tesoro por ser descubierto en mi país ese se llama ÑÑÑÑ (por Andrés AsiaSonido Atmosférico Ediciones)

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