Universildo / Chancha Vía Circuito-Botanas II Universildo (por Mariana Viveros – Shika Shika – name your price)
Es raro hablar de Pedro Canale y que no venga a la mente Chancha vía Circuito. Pero antes de que este icono actual de la electrónica sudamericana saliera a la luz hubo un proyecto distinto encabezado por él llamado Universildo. Sólo dio a conocer un EP titulado “Luces del aire”, allá por el 2009, y después, en un acto de hermosa volatilidad, se transformó.Gracias a que el sello musical Shika Shika sacó “Botanas II” es que hoy podemos escuchar dos fantásticos tracks de Universildo que llegan desde ese pasado remoto de la historia de Pedro. Dos piezas que, de hecho, quedaron olvidadas en algún sitio, y fue hasta hace poco que Pedro los envió a dicho sello.
El primero es un mashup de Chancha vía Circuito (ya figuraba el nombre) en el que se integra la música de tambores africanos de Famoudou Konate y la electro del dúo alemán Multipliar. Es un track dinámico, armonioso, en el que fluyen los sonidos y los cantos. Bien amalgamado.
El segundo track es “Pru Étnico”, y va firmado a nombre de Universildo. Hay una pista clara en el título. Aquí se percibe por completo el sustrato característico del trabajo de Pedro Canale, y me refiero a lo andino, lo sagrado sudamericano, parafraseado a través de la música. Contiene unas percusiones potentes como un corazón palpitante que saltan al oído. Bien podría tratarse del compás de la música de la cordillera, o incluso de un tango flamenco. Más cantos místicos, casi tanto como Ícaros.
Hay magia en la música de Pedro Canale. Podría decirse que una forma de espiritualidad escuchable. Prueba de su atemporalidad es que, a diez años de haber creado estos tracks, no han perdido un ápice de vigencia. Introspección. Paz. Un respiro necesario en medio del ajetreo en el que vivimos.
Dice Pedro: “Cuando abrí los ojos no podía respirar, estaba ahogado en mi propio aire. Por eso en un esfuerzo de voluntad muy grande tuve que ir corriendo hasta el estanque y soltar toda el agua.
Así fue como aprendí a respirar de nuevo (por Mariana Viveros)
