Claravox-No cargo red bus (por Amadeo Laguens – name your price)

En uno de sus últimos videos, la banda cordobesa Claravox incorpora un objeto bastante ajeno a los que se suelen llamar “instrumentos musicales”: una amoladora. Para quien nunca ha utilizado una, es una herramienta de trabajo potente, ruidosa, y capaz de cortar todo lo que se cruce en su camino.
El ruido generado por esta pequeña gran máquina es el complemento de una música que no encuentra problema alguno en desafiarse a sí misma. Si Claravox es un grupo que puede usar el ruido de una amoladora en sus composiciones es porque son capaces de poner a prueba su propio formato, y al mismo tiempo, las etiquetas ajenas.
Ponerle rótulos al trabajo de Claravox difícilmente haga justicia a su música. No resulta sencillo adjudicar géneros como el noise-rock, el post-punk o incluso el shoegaze al grupo compuesto por Facundo Rotela, Andrés Asia y Martín Rigatuso. Hay algo de todo esto en sus trabajos, pero también hay mucho más. La potencia del post-punk, la oscuridad del shoegaze, o la apelación inmediata a las sensaciones del noise-rock son parte de lo que se puede encontrar en el compilado que la banda preparó con temas propios, llamado “No cargo Red Bus”.
Los 15 temas que forman parte de “No cargo Red Bus” muestran cómo Claravox no se conforma, en 15 años de historia, con ser “la banda cordobesa de noise-rock”; más bien utilizan esta influencia para crear una idea que se encuentra en toda su discografía: aún el ruido menos esperado puede ser parte de un entramado más amplio de sonidos y generar una experiencia de música que conecta, entre tantos nombres, la psicodelia con el grunge, el pop o el rock progresivo, por decir sólo algunos.
“No cargo Red Bus” es una excelente oportunidad para conocer algo del recorrido de esta banda en estos años, un viaje cargado de las más variadas sensaciones. Es que podríamos decir que en este compilado hay un viaje cuasi lisérgico que cruza todo el disco, que agarra vuelo con “Voyage dans le tifón” y alcanza su pico más alto en “Patotero”, donde no se detiene hasta llegar a “Von Jenny”.
El condimento que agregan algunos riffs pegadizos -como en “Hacerme pedazos”-, o el sonido envolvente de los loops de “Tamagochi”, hacen creer que Claravox grabó todos sus temas dentro de un taller mecánico.
El componente humorístico tampoco está exento de esta selección, que se aprecia tanto en “Mutando” como en “Cementerio reptiliano” y “Yolanda se fué” (versión libre de “Llorando se fue”, más conocida como “La lambada”).
No hay que olvidarse de la frase que le da nombre al disco, “No Cargo Red Bus”, un curioso aviso de los kiosqueros de la capital cordobesa para avisar a los usuarios del transporte urbano que en su local no se carga la tarjeta de pasajes de autobús.
El disco avanza, como el corte de la amoladora, y continúa dejando la sensación de una máquina musical, aunque los integrantes de Claravox sean tres.
No es menor el hecho de que la imagen de una amoladora sea la tapa de su último disco, llamado “Mecánica Popular”. La fuerza de esta herramienta mecánica, su velocidad, su potencia disruptiva, reflejan en gran medida lo que Claravox viene haciendo hace varios años dentro de la escena musical independiente de Córdoba, romper con esquemas musicales, mantener un espíritu de autonomía frente a modos de composición musical, y aportar, con una fuerza estruendosa, a la escena del rock cordobés (por Amadeo Laguens)

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