The Homeless Club-Tuesday Night (por Ignacio Foppoli – name your price)

Puñado de canciones indie rock / pop lisérgicas y oníricas que apuntan a sentimientos profundos entre tonalidades extrañas y mutantes.

Como decía el poeta catamarqueño Santiago Valdez, hay años en que todas las mañanas son lunes, todas las tardes miércoles, y todas las noches sábado. Sin duda en esa frase hay mucho del espíritu del debut de The Homeless Club, “Tuesday Night”, que con su título nos recuerda que nunca es pronto para cortar la semana. Rockeando en la estela del indie pop de Peter Sagar Homeshake, el trío THC despliega una paleta tímbrica rigurosamente cálida y confortable para llevar el nudo de sus canciones al mantra armónico.
Sacándole el jugo conceptual al formato EP, el espacio que va desde “dejá el suelo” hasta “hacé el amor” está poblado por una psicodelia erótica donde se cruzan con éxito el recurso a lo cíclico y a lo íntimo. Así, la espiral que teje la serie abierta de tres acordes repetidos en “Take off” puede seguir cargándose en el verso largo de “My girl”. Al tiempo para despegar y contemplar el suelo a lo lejos -Take off-, le sigue el tiempo para sumar, tal como en un acorde suavemente desplegado, las imágenes de la chica / que es el lago en / la arena de la noche / hacia la melancolía, esa que ya estaba ahí desde el principio, en las modulaciones mojadas y cavernosas de la guitarra.
Espiral de dulce azar simulado, estas formas, descansadas pero nunca obvias, se suceden “Without-plans”, como susurra un corito cachondo en la última bajada antes de la medianoche.
En la tercera estocada, “It fills me”, la guitarra se acerca limpiándose y la voz susurrando. Con el esquema tensión-reposo sublimado a una estructura en dos tiempos, renovada por el cambio de octava de la voz, es interesante ver como un elemento mínimo tal como el feel de los platos, ya sea ride o hi-hat, va traccionando las agujas en ese “small and big time” de contemplación que recrea la canción.
Más si tenemos en cuenta que en el track de cierre la base del triángulo pasará al frente: el tempo sube y caja y bajo empiezan a repicar. Tenemos dos vueltas de guiño al “Under preassure” de Bowie, que al desvanecerse con la entrada de la guitarra nos recuerda que seguimos del lado íntimo y distendido de la partida. Este up-tempo será ocasión no sólo de que aparezca el primer estribillo propiamente dicho, sino también del motivo de guitarra más pop y loopeable de todo el disco (el ruido de conversaciones por detrás confirma que ya se abrieron las puertas). Dejando los parlantes calientes para que la rocola siga, los The Homeless Club han sabido generar en quince minutos una atmósfera suficiente para tirar de sábado a lunes ¡Little big time! (por Ignacio Foppoli)

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