Undone-kNOWing Eva EP (por Matias Gallardo – name your price)
Undone nos comparte desde Macedonia 5 piezas de rock intenso, melancólico e indescifrable con eje en las guitarras y la furia del sonido.
Tengo que confesar que este disco me costó un poco. Las primeras veces que escuché “Knowing Eva” de Undone me las vi con una pared de ruido enredado. Llegaba hasta la superficie de las canciones y mi oído empezaba a sufrir una ansiedad que hacía que pierda la concentración. Ese es el motivo (sumado a la siempre implícita máxima de nuestra generación de “dejar para mañana lo que puede hacerse hoy”) por el que tardé casi dos mesen en ponerlo en palabras. Además, ¿cómo entrar en la atmósfera musical de algo que se me aparecía tan ajeno? Ni si quiera era capaz de entender lo que cantaba una voz de género indefinido, que vociferaba con una ternura casi enfermiza, algo que nacía de la mezcla entre la duda y el lamento.
Paradójicamente, eso (la voz) fue el agujero inicial por donde empecé a romper el muro musical de estos tipos (y tipa) de Macedonia. ¿Y sí de eso se trata aquello que estan cantando los Undone? ¿Sí todo el ruido que me incomodaba es lo que tienen para contarme? Con esa lógica fui diferenciando cada uno de los hilos de esta maraña de nervios sonoros.
Fue después de escucharlo unas tres veces que reparé en el título del disco: “kwnowing Eva”. Primero y principal, el nombre “Eva”, y segundo el verbo conociendo. Las dos palabras hacen referencia a que se quiere contar algo nuevo (con esto no me refiero a lo novedoso de la música o género musical, estoy hablando del lugar desde donde cantaban los Undone). Esta música nace en la confusión propia de las sensaciones que acompañan al momento en que el cambio aún no adquirió forma, a los comienzos, a la claridad difusa de aquello que todavía permanece inclasificable bajo el aturdimiento de una explosión reciente. La figura de la madre, de su hijo, el nacimiento, el universo, la portada en general. Undone parece transmitir la contrariedad de un Big Bang que, puesto que está consumado a medias, es inconsciente de su naturaleza.
Esto sobre todo se aprecia en las dos primeras canciones, “Box” y “Take this coin”. Acá los gritos de esa melancolía agresiva propia de un adolescente se vuelve mucho más patente. Las guitarras eléctricas predominan en la escena, y son el elemento distintivo de la atmósfera bipolar generada por el resto de los instrumentos (principalmente una íntima guitarra criolla y unos sintetizadores atormentados). La tercer canción, llamada “A song may Star” (algo así como “una canción puede mostrar”), parecería marcar el quiebre. Es la que tiene más corta duración del disco, y acá lo importante es la metamorfosis: ese estado musical ambivalente de unos minutos atrás llega a su máxima expresión al mezclarse con sonidos de la naturaleza, llevando al disco por lugares un poco (apenas) más amigables.
En las siguientes dos canciones, “Electric Breath” y “The palm of the Head”, el cambio abandona el periodo de latencia anterior. Ahora el enojo de las guitarras eléctricas suena domesticado bajo la calma de las guitarras criollas y una madre que mira, con un ramo de flores de colores en su mano, al niño que tiene en brazos. De hecho, la voz pareciera tomar forma y abandonar su estado inicial.
Desde el punto de vista estrictamente musical, la banda suena sólida y demuestra que tiene una idea bien definida de lo que quiere hacer. “Knowing Eva” contiene un impecable trabajo de producción que no deja lugar a comparaciones negativas frente a “bandas grandes”. Como se dijo un poco más arriba, las guitarras, el juego constante entre ellas en sus diversas formas, son la marca de identidad. El resto de los instrumentos se adecuan a su juego, dando profundidad al todo.
Ruidosos, enojados, melancólicos, confundidos y un montón de otros adjetivos contradictorios sirven para describir la música de Undone.
Cinco canciones con mucha fuerza hacen de “Knowing Eva” algo en que (si usted mide su vida en parámetros económicos) vale la pena invertir algo de tiempo. Probablemente, al igual que el autor de este artículo, al principio le cueste entrar en sintonía. Tal vez ni si quiera logre hacerlo. Lo que es seguro es que uno no sale igual después de escuchar “Knowing Eva” (por Matias Gallardo)