Va-XXIII Vol 5 (por Cocó Muro – XXIII – name your price)

Con su nueva compilación, XXIII continúa en su tarea de reinventar la electrónica de baile y el techno desde la óptica africana y brasilera, en clara proyección futurista.

Pasé mi cumpleaños nº 31 en Lisboa. Al otro día anoté en una libreta:
“19 de marzo 2017. Libreta de deseos:
Vivir en Lisboa
Escribir sobre vivir en Lisboa”
Pensaba: cuando sea viejita y esté cansada. Le doy play al “Volumen V” de XXIII, y me doy cuenta que ni viejita ni cansada.
[Google: «movida + techno + Porto, Portugal»]
Quiero entender qué fue lo que escuché. Lo que escuché 7 veces seguidas. El compilado dura poco más de 20 minutos.
Le consulto por chat a mi amigo Fran, que fue quien me recomendó el bar para festejar mis 31 años en Lisboa, quizás el más lindo del mundo: Pavilhao Chines.
“También lo podés vincular con la gran movida cultural y artística de Portugal en los últimos cinco años, con su despertar”, me explica Fran, sociólogo, asesor en UNESCO y descendiente de portugueses (mi hermano dice que tiene perfil de conquistador). “Muchas de las productoras brasileñas están trabajando allá ahora. Tiene que ver con el contexto político y económico internacional, o al menos entre Brasil y Portugal. Hubo un drenaje de talentos desde un lado y otro durante los años de bonanza económica brasileña y el crecimiento de la clase media, gracias en parte a las políticas de incentivo del gasto y del consumo de Lula. Y Dilma luego.
Decís ”el despertar” como si Portugal se hubiera dormido alguna vez, o ¿es que nosotros desde acá no sabíamos en qué andaban?
Se durmieron. Sufrieron mucho una crisis económica muy grave. Como Grecia. “Cansei de ser sexy” son portugueses.
Y pone un emoji de corazón.
15.04 hs. Ciudad de Buenos Aires. Desde la ventana del edificio se ve el Obelisco.
Track 1, por Sants, músico de Berlín. Track 2, Ghetto Vanessa, también alemán.
Estamos acostumbrados a que afuera de este edificio en microcentro se suceda un desfile de bombos por reclamos sindicales, sociales, pedidos de justicia. Del lado de adentro de mis auriculares hay tambores, beats graves. No es un reclamo, es una invitación.
¿En el Track 3 hay una canilla que gotea? También hay un señor que ríe con un sonido endemoniado; y cómo no va a estar contento si ya empezó el baile. Es Evehive, de Río de Janeiro.
Track 4, Okzharp & Manthe Ribane, de Sudáfrica, mi favorito. ¿Estoy moviendo la cabeza de un lado al otro? Uy, ¿me habrán visto? No estaba trabajando en la carpeta que me pidieron.
El 5to track es de Teenangel, proyecto de Brasilia, Brasil, ciudad que es un invento de la modernidad, un experimento urbano, un sampleo de otras ciudades. Este me recuerda a cuando los hermanos Goya, mis amigos del barrio, se fueron a vivir a Sao Paulo y regresaron cargados de música nueva y más pasos de baile. Los hits en ese momento eran “Um Tapinha Nao Doi” y “Dança da Motinha” de MC Naldinho (lo encuentro en YouTube con la leyenda ‘funk antiguo’ entre paréntesis y un instructivo de la coreografía). Me entero que este hitero de los 2000 murió hace dos meses, a los 41 años. En arrebato nostálgico y en una suerte de homenaje, vuelvo a escuchar los dos temas. YouTube también me sugiere a continuación “Aserejé” de las Ketchup.
De Tempest, el proyecto que aportó el último track del compilado, Soundcloud dice que es de Porto. Pienso que debería estar más oscura la tarde para escuchar este track con más atención. En mi oficina entra y sale gente, hablan de River-Boca y el G20.
18.42 hs. A dos cuadras del Congreso. Es el living de mi casa y ya se puede tomar cerveza y fumar adentro.
Investigo sobre XXIII. Me entero que son un colectivo fundado en 2015 por Noia y Torres, dos Djs con base en Porto que promueven sonidos electrónicos frescos y creatividad portuguesa. Que son una plataforma orientada a la cultura urbana y que bancan la equidad, la diversidad, y están interesados en fomentar el talento joven. XXIII además de colectivo musical es una comunidad, una crew.
Tom Jobim, ídolo brasileño de la bossa nova, con una formación europea, llevó los sonidos de la samba al jazz. En este caso es Brasil en Portugal, con un dejo de Olodum bahiense, y sobre todo una mirada inteligente -a nivel conceptual- de los sonidos de la calle carioca, los que mueven al baile. Esos que Gilberto tradujo en punteos de guitarra, también bailables. Los del compilado de XXIII son en clave techno.
Hay en varios de los tracks una influencia de la propuesta temprana brasileña, de la samba y la batucada. Son como mantras que evitan ser canción: a una frase con efecto se le agrega un sentido dub en la administración del ritmo. Afro minimal.
Lógicamente, también podrán encontrar la marca de lo africano, especialmente de sus nuevos lenguajes, de estilos como el kwaito house y el afro deep.
El desafío de la música dance por lograr el ritmo con lo mínimo, sin perder el groove, funciona como un laboratorio que da como resultado células rítmicas efectivas y sutilmente conectadas, para que no se note la rigurosidad germana.
Portugal recupera la fiesta de Brasil y le avisa que va a conservarla, hasta que vuelva sola. Mientras tanto, bailar, bailar, que así se olvidan las penas (por Cocó Muro)

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