Los Auténticos Decadentes y las bandas que viven en el purgatorio (por Andrés Oddone)

 No hay caso… pasa el tiempo y sigo pensando que Los Auténticos Decadentes son de lo mejor que ha dado la música Argentina al mundo. Que me vienen con esos ostentosos ornamentos líricos de Soda Estero, tipo “la luna roja sobre el mar negro”, o “un misil en mi placard, un modelo para armar pero nunca para desarmar”. ¡De que habla eso! Igual, por favor los fanáticos de Soda no se ofendan, a mí también me encantan “Te para tres” y “Entre caníbales”. Y es claro que fueron fundamentales para el rock latinoamericano (y hasta para la electrónica). Lo que digo es que el desmadre lingüístico de Spinetta no puede ser lo único válido, no puede ser la única regla con la cual medir el decir. Hay más, hay otras formas. Y hablando de esas formas… la poesía argentina, esa que habla de lo que se vive en el país a flor de piel, está plasmada 100% a puro huevo y corazón en simplezas de Los Auténticos Decadentes, tipo “me haces tan bien que me haces mal” (Bichiluz), o “vivo dando vueltas a tu alrededor como un perro abandonado que en la calle te siguió” (Corazón).  Pero en el espacio cultural de Argentina no son bien vistos. Es que mi país es pretencioso en esencia. Por eso, le es difícil a la cultura apreciar la sencillez, valorarla. Y los Decadentes se dedican a eso, a contar historias cortitas y al pié. Por que no hace falta que las palabras sean rebuscadas. Hacer lo contrario no significa decir cosas poco importantes. Por que sino, donde quedan letras como la de “Garota de Ipanema” de Antonio Jobin: “Moça do corpo dourado, do sol de Ipanema, o seu balançado é mais que um poema, é a coisa mais linda que eu já vi passar”. ¿Tan distinta es en esencia a la letra de “Corazón” de los Decadentes?. Esas líricas, en las que los autores juegan a decir como niños, son todo un logro. Sino, pónganse a escribir un rato (a mi me pasa seguido) y van a ver las tremendas necedades que les nacen, reflejos de nuestro eterno intento por resaltar, por lograr el amor del mundo. Los Decadentes no solo logran decir profundo y cortito en tracks como “Un osito de peluche de taiwan”, “Cirano” o “Loco tu forma de ser”; sino que también se dan el lujo de ser sinfónicos, hacer arreglos Beatlenianos (sin peder el humor) en tracks como “Perro Celestial”. Pero más allá de eso, de lo que es defendible “artísticamente” (pensando en lo que puede ser aceptado por los pacatos de la buena música)… desde este espacio declaro a los gritos que la fiesta, la alegría, la música que se dedica a eso, también es arte y del importante. Por eso es que Los Auténticos Decadentes le llegan de lleno a la gente de la calle con tracks como “Ya me da igual”, “Vení Raquel”, “Pendeviejo”, “Los piratas”, “La prima lejana” y “Entrega el marrón”. Pero bueno… más allá de todo esto que dije, hay dos cosas más que me llegan realmente hondo de Los Auténticos Decadentes. Primero, que todavía se me ilumina la cara cada vez que recuerdo que titularon a uno de sus discos “Cualquiera puede cantar”. ¡Se atrevieron a destruir de lleno el arquetipo rockstar!. Llevaron a cero la distancia entre ellos y el público. Le dijeron a la gente común que todos somos el arte, que todos podemos hacerlo. Pura actitud punk, de verdad. Y lo último, una interna para los músicos: díganme, con la mano en el corazón ¿Quien de todos ustedes no siente ni vivió lo mismo que Los Auténticos Decadentes lograron explicar tan bien en “La guitarra”?… ¡yo tampoco quiero trabajar, y también quiero tocar la guitarra todo el día! Haaaaaaaa…. Y el video clip de “Los piratas”… ¡en el reúnen a todos los músicos piratas de Argentina!

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