En El Espinal, Veracruz, tienen moneda propia (por Iohanna Küppers y Andrés Oddone)

Con la finalidad de fomentar el consumo local y, por ende, el fortalecimiento de la economía del lugar, en El Espinal, una localidad ubicada a 400 km de la capital mexicana, hace casi dos años están utilizando el Túmin (“dinero” en lengua Totonaca) como moneda alternativa. Este vale surgió tras la iniciativa e idea de Álvaro López Lobato, Blanca Xanath García y Juan Castro Soto, de la Universidad Veracruzana Intercultural, y sirve para completar el pago de diversos bienes y servicios de comercios y personas adheridas a la red, cuando los pesos mexicanos no alcanzan. Así, con esta moneda alternativa, se puede acceder a consultas médicas, alimentos, hoteles, cibercafés, entre otros. El 21 de septiembre del 2010 comenzó a utilizarse esta nueva forma de trueque, que fue creciendo al correr de los meses. En abril del 2011 inauguraron la tienda Túmin en el centro de El Espinal, en donde se juntaron (y lo siguen haciendo) abarroteros, pescadores, comerciantes de cítricos, tortilleros, dueños de farmacias, de ferreterías, veterinarios, doctores generales y dentistas, entre otros, para intercambiar sus productos. Esta iniciativa se debe, según palabras de Juan Castro Soto, maestro de la UVI, y uno de los creadores de esta moneda de cambio: “a que nos sentíamos esclavizados al mundo del dinero. Queremos recuperar la función social a través del instrumento del intercambio”. Para que este sistema funcione correctamente, se creó la Comisión Bancaria que vigila y asesora el buen manejo del Túmin. La misma se reúne cada 4 meses, para debatir sobre correcciones o nuevas propuestas para que esta forma de pago mejore y se fortalezca. En pocas palabras, esta nueva moneda surgió de una necesidad real detectada por los mismos habitantes de la zona, y el mecanismo que genera no solo que funciona, sino que es perfeccionada mes a mes en base a sus propias experiencias. Ante esta organización económica local surgieron quejas, y hasta una demanda de parte del Banco de México, en la que se culpó a los fundadores del Túmin de violar la Ley Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos (artículo 28 constitucional) y romper el monopolio en la emisión de monedas que tiene el Estado. El caso es que temen que este vale tome fuerza, y haga perder valor al peso mexicano. También en el mismo país, como casi similar, dos años después de la potente crisis de 1994 surgió la Red Tlaloc, un sistema solidario en el que oferentes y demandantes de bienes y servicios usan una moneda alternativa (que continua existiendo), llamada Tlaloc, la cual equivale a una hora de trabajo social simbólica, valuada en el equivalente a 4 dólares. Así, ambas partes acuerdan el porcentaje de tlaloc y pesos mexicanos en cada situación de compra-venta. Es sorprendente: actualmente hay en el mundo 4.000 monedas alternativas a las establecidas por los estados, con las que diversas economías locales se protegen o desligan de los cambios en la cotización de las divisas internacionales, como el euro o el dólar estadounidense. Todas maneras muy reales de enfrentar los puntos en contra que genera el capitalismo y su gran fuerza unificadora global, que se encuentra lejos de intentar comprender y responder a las situaciones particulares de cada zona. Y esto ni siquiera hablando de naciones, sino de los miles de mundos diferentes que coexisten en cada país.

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