Wos-Caravana (por Andrés Oddone – The Orchard Music)
Una garganta poderosa del nuevo hip hop de argentina lanza su nuevo disco, uno que une épocas y que se anima a contar las verdades de las calles de ese país.
Hoy vengo a hablarles de “Caravana”, nuevo material de Wos, artista Argentino que le está dando fuerte a la cultura trap / rap, con elementos que unen su obra con lo old school, y también con el rock.
Valentín Oliva aka Wos logró una visibilidad notable el año pasado cuando resultó campeón argentino de freestyle, y luego mundial. Desde el culo del mundo, de la plena periferia, pasó a darle con todo en la pera con sus palabras a los más grandes del planeta, algo para nada desdeñable. Pero más allá de ese logro, hoy les hablo de Wos porque me parece super interesante su lenguaje, y cierto replanteo que él simboliza.
Les debo confesar que algo de mi sorpresa debe tener que ver con la diferencia generacional, porque lo de este artista va con lo de hoy, con lo que ni cerca termina editado de manera física, con lo que la gente escucha más que nada en soportes como Youtube o Spotify.
En mi mente, Wos es parte de una cofradía de nuevos músicos de Argentina integrada por Paulo Londra, Duky, Paco Amoroso y Catriel, entre varios otros, que están logrando relevancia en lo masivo, con nivel alto en el mainstream, pero con modos de producción, distribución y lenguajes que marcan un cambio rotundo en lo que conocíamos como la “forma de moverse” en la industria musical.
Por más que hoy artistas como Paulo Londra no deben poder caminar en la calle cual estrellas de Hollywood, en un principio toda esta movida surgió concretamente desde los márgenes. De hecho, varios de sus principales exponentes nacieron de competencias de rap y freestyle (como les conté, Wos es uno), y luego fueron subiendo escalones en la preferencia del público, a base de likes y plays en Youtube. Mirándolo desde esa óptica, su popularidad no empaña que toda la nueva movida de trap argentina está bastante emparentada con la cultura “hazlo tú mismo”, por ese hacer las bases y grabar las voces en estudios caseros, para luego subir los tracks o los video clips a Youtube y ¡Pum! Un millón de plays.
Si, es verdad que hoy detrás de algunos de estos músicos deben estar parados grandes sellos y agencias de marketing, así ocurre con cualquier música que logre impulso propio. Pero pensemos ¿cuánto deben gastar las Major tratando de pegarla con artistas, sin lograrlo? Y de repente aparece un chavo que con 30 pesos logra el amor de las multitudes, proyectando su carisma directamente desde su habitación. Lo repito, varios hoy deben estar en otra situación, porque los grandes empresarios no son lentos ni perezosos, así que ya han desempolvado las alas y están firmando a cuanto rapero / trapero / reggaetonero asoma su cabeza arriba de la media en los barrios. Pero bueno, la cosa nació de otro lugar, y cuantos seguirán trabajando en esa periferia.
Y lo más importante ¿qué están haciendo estos chavos con ese poder? Más allá de gustos, la diversidad de estilos y planteos que podemos encontrar en esta escena, como mínimo deja esperando a ver qué será lo que va a ocurrir después ¿qué será de Paulo Londra dentro de 10 años? Y hay otros, como CA7RIEL (que también es parte de la banda que acompaña a Wos) o Nathy Peluso, que además están cumpliendo y superando con todo los estándares compositivos que hacen que los críticos digamos ¡guau! Pero de nuevo, esos son límites generacionales, esos estándares han caducado. Al final, estamos buscando lo mismo que ya consideramos calidad, con un poco de color distinto.
Pienso en un periodista que hace poco en un periódico de tirada masiva en Argentina criticó el show de Paulo Londra en Lollapalooza por “poco logrado”. Pero ¿logrado comparado con qué? Un gran amigo estuvo exactamente en ese show como espectador acompañando a su hija. También es periodista, y de alguna manera su balance hubiera sido el mismo que el de esa nota (aviso, no los culpo, es difícil adaptarse al cambio, a mi seguramente me hubiera pasado lo mismo). Pero pudo ver el show por medio de los ojos de su hija y de toda esa gran banda de millennials y centennials que cantaban y se emocionaban como si fuera la última vez, y me dice que claramente el show funcionó súper, que simplemente el código es otro. Entonces, lo que toca es aceptar que estos chavos vienen acompañados de un cambio radical en todos los sentidos.
En esa foto, Wos se atreve a subir un escalón más, gracias a la potencia contenida en el mensaje de sus letras. Esto se percibe solo a la primera escucha de “Caravana”, una obra que expone con intensidad distintos mensajes que duelen. Es clara la mirada social contenida en “Canguro”, el track con el que abre el álbum: “no para de toser trabajando 12 horas, cobra dos monedas al mes para mantener a 4 personas, y no hables de meritocracia, me da gracia, no me jodas, que sin oportunidades esa mierda no funciona. No hace falta gente que labure más, hace falta que con menos se pueda vivir en paz”. Justo en este momento de Argentina, en un año en que se prevee que va a cerrar con un índice de pobreza que va alcanzar el 40%, como mínimo es para celebrar que un artista joven, con alcance mediático, se ocupe de estos temas. Nuevamente, sin con 23 años habla de estos tópicos tan delicados ¿qué será de su decir en 10 años?.
La búsqueda de este trovador urbano se ve más que bien reflejada en varias de las entrevistas que le hacen, en las que con mucho simpleza habla de temáticas profundas, que hacen sentir.
Además, se atreve a hacer el salto generacional en “Luz delito”, track que contiene sample de “Luzbelito”, canción de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, mítica banda del rock corte 100% argento.
Con muy poco tiempo de vida, la escena trap de argentina ha dado saltos monumentales de calidad, ha encontrado nuevos caminos, nuevas cosas para contar. Al final la innovación tiene que ver con lo que ninguno imaginaba: lo nuevo reside en el cambio de “que es lo nuevo”. Las reglas han cambiado, y discos como “Caravana” llegan para atestiguarlo.
Todas las canciones de “Caravana” cuentan con la producción musical de Facu Yalve (Evlay Beats) (por Andrés Oddone)
